viernes, 15 de enero de 2010

Y un día dejaste de pelear


Ayer tuve la mala suerte de perder otro de mis familiares queridos. Sin ser el más cercano y sin haber tenido una relación que destilaba confianza o un trato hiper estrecho, mi tío abuelo siempre fue un símbolo de lucha y de ideales para mí. No compartía ni sus ideales políticos (zurdo a muerte) ni su forma de pelear, pero sí la tesitura de defender sus convicciones a rajatabla sin importar las consecuencias. Quizás la persona más culta de la familia, tanto él como mi abuelo siempre nos instaron a leer y cultivar los conocimientos. Sus debates con otros de mis parientes sobre temas de política y sociedad en general me despertaban un interés enorme, casi obsesivo, y me quedaba admirado cuando lo escuchaba hablar. Fue autor de libros de política también y aunque no llegó a tener la relevancia que hubiera merecido (precisamente por no vender sus intereses al mejor postor) el carisma y el fervor con el cual expresaba sus ideas no eran algo que uno viera en todos los días.
Al igual que mi abuelo, batallador incansable, patriarca de la familia y un ejemplo para todos aquellos que lo escuchamos con atención.
Por todo eso, Felix Cantero, tío (creo que jamás te llamé así), te vamos a extrañar mucho. Sé que ahora te encontraste con el abuelo y van a poder vernos desde arriba y cuidarnos, siempre con el tiempo suficiente para sus charlas per y post asado acompañadas con un buen Vermú.

Para aquellos a quienes les interese, http://felixcantero.blogspot.com/ es la dirección de su blog.